martes, 10 de agosto de 2010

Dedicatoria


El noble impulso de mí has desvelado,
ansia de contemplar el mundo abierto;
tú me inspiraste este mirar tan cierto
que por la vida incierta me ha guiado.
De niño el presentir me has enseñado,
mostrándome las selvas y el desierto,
y al joven corazón, siempre despierto,
con femenino amor has alumbrado.
¿Qué puede ya ligarme a nuestro mundo?
¿No son ya tuyos el amor, mi vida?
¿No me protege tu amoroso encanto?
Por ti quiero vivir en lo fecundo
del arte, y tú serás mi musa elegida
y mi amada protectora de mi canto.

Eternamente cambia, misteriosa,
la fuerza de los cánticos sonoros,
y bendice la paz, con altos coros,
o nos envuelve en juventud gozosa.
De nuestras artes, nítida y gloriosa,
su luz descifra inéditos tesoros,
y para el alma, alegre o siempre en lloros,
es manantial de fe maravillosa.
Y en la copiosa fuente en que bebía,
hallé mi vida con luciente brillo,
y pude alzar mis ojos hacia el cielo.
Y mientras dormitaba todavía,
vino hacia mí un ángel muy sencillo:
Y al despertar, halléme en otro vuelo.


Novalis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario