Me preguntaba la calle, la dirección, cada vez cual una idea dentro suyo vagaba. Aquel beso en piel, tan cerca mío, unísono
sin ruido externo; tan sólo ella. Cierro los ojos, inestable sensación deseante al beso existente
solo dentro suyo, fluyendo de aquel instante.
Tan tuya, convíve-me entre flores secas, y, mirando tu reflejo: discordia inexistente hasta decidir tú misma cercanía. Te venías -decías.
2.10.10