miércoles, 15 de diciembre de 2010

Te venías, decías.

Me preguntaba la calle, la dirección, cada vez cual una idea dentro suyo vagaba. Aquel beso en piel, tan cerca mío, unísono sin ruido externo; tan sólo ella. Cierro los ojos, inestable sensación deseante al beso existente solo dentro suyo, fluyendo de aquel instante.
Tan tuya, convíve-me entre flores secas, y, mirando tu reflejo: discordia inexistente hasta decidir tú misma cercanía. Te venías -decías.

2.10.10

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