No existen razones para ocupar lugares, ni distancias, ni nada.
Viajas en el tiempo eterno y evacuas tu mente al ideal de nada,
de vacío,
de incertidumbre,
problema infinito.
A cada caída no existen nuevas líneas que continúan,
qué rapidez la tuya.
De nueva cuenta la falsedad contenedora;
tu persona, tu vida y tus giros balbuceantes.
Cada persona equívocamente idéntica, con certeza apropiada.
Y se te escapa una, se te escapan tres y más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario