sábado, 16 de abril de 2011

Ya muero.
Vengo, respiro balbuceo un tanto.
No más.

Creo sentir,
creo mirar simplicidades
absurdas.
Ya muero.
Nada irrevocable me sucede, la variedad de sucesos sin sentido propio absorbe fibras etéreas, cual, facilmente, inundan la memoria.
Ya no viene a más. Aquí, nada permanece.

Ya muero.

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